Principales características de los piojos

Los piojos son parásitos bastante molestos aunque inofensivos, que viven normalmente sobre las cabezas, adheridos al pelo y al cuero cabelludo. Afectan sobre todo a niños pequeños, entre los 3 y 12 años, y por cercanía, a sus familiares.

Los piojos se contagian con mucha facilidad, de ahí que cuando un niño tiene piojos, tarde o temprano lo padecerán el resto de miembros de su hogar. Además, las niñas son más propensas a tener piojos, al tener normalmente el pelo más largo.

El síntoma principal de la infestación por piojos es el incómodo picazón en el cuero cabelludo, también denominado prurito. Este picor se debe a la irritación de la piel producida por la saliva de los piojos que contienen una toxina anticoagulante. Además, rascarse produce normalmente el efecto contrario, más erosión en la piel y más irritación. De hecho, en algunos casos, la irritación de la piel puede llegar a producir una dermatitis y el algunos casos, una sobreinfección bacteriana secundaria.

A diferencia de la creencia popular, los piojos no saltan ni vuelan, pero se mueven muy rápidamente. Su velocidad puede llegar a 25 centímetro por minuto, que aunque puede parecer lento, es mucha velocidad para un parásito tan pequeño.

Avanzan a través del cabello utilizando 3 pares de patas cortitas. Su cuerpo es aplanado y su color es blanco normalmente, aunque si se alimenta, puede convertirse en gris o negro. Suelen medir unos 3 milímetros y algunos datos más interesantes son los siguientes: respiran a través de unos agujeros que pueden cerrarse y les permite volverse impermeables, pueden sobrevivir dentro del agua, pueden contagiarse en baños y piscinas, aguantan la respiración más de cinco minutos, etc.

Los piojos se alimentan como sabemos de la sangre de sus huéspedes, pero son bastantes exigentes. Seleccionan muy bien a las personas dependiendo de la composición de su sangre. Por ejemplo, comer ajos puede alterar ligeramente el sabor de la sangre, y provocar el rechazo de estos parásitos. Igualmente, algunos medicamentos pueden ser detectados por estos incómodos insectos hematófagos, y hacerles rechazar al huésped.

Para poder alimentarse los piojos pican unas 4 veces al día, durando cada picadura unos 30 minutos. Lejos de un huésped, los piojos no pueden sobrevivir más de un par de días, al morir de hambre por deshidratación.

Pero además de necesitar la sangre para vivir, también necesitan ciertas condiciones: una temperatura de 28 a 32 grados centígrados (nunca más de 45ºC) y un 80% de humedad máxima. Además, por debajo de los 12ºC se detiene su crecimiento y la puesta de huevos (liendres). Como vemos son muy sensibles a los cambios de temperatura, de hecho, si el huésped tiene fiebre es muy probable que lo abandonen.

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