¿Con covid no hay piojos?

Las franquicias que tratan la pediculosis han bajado su facturación desde el inicio del covid-19 y sobre todo desde el confinamiento al que nos vimos avocado.

La razón es evidente, el contacto entre los niños disminuyó a cero y con ello el contagio de piojos y liendres. Uno de los lugares más propicios para este contagio siempre han sido los colegios y es “problema” se eliminó al eliminar las clases presenciales durante prácticamente un curso entero.

Sin embargo con la vuelta a la “nueva normalidad” la infestación por piojos y liendres ha vuelto, si cabe con más fuerza que nunca. Es posible que el uso de más productos químicos que nunca haya favorecido este hecho. La razón ya la tratamos en el post anterior: “Los piojos se adaptan. Cada vez resisten mejor los productos químicos. Mientras haya seres humanos, habrá piojos” – coinciden los mejores expertos.

La erradicación total de piojos en nuestra sociedad es muy improbable. ¿Por qué la ciencia iba a emplear sus fuerzas en acabar con los piojos? Si lo pensamos, aparte de lo molestos que pueden llegar a ser y el estigma que supone, no hacen nada malo. Ni provocan enfermedades ni son un riesgo sanitario. Solo molestan mucho. Son realmente asquerosos.

Habría un método eficaz 100% para que la pediculosis dejara de ser la pesadilla de madres y padres y se resume en una frase: caza y captura constante. A saber: repasar la cabeza de los niños y los adolescentes una vez por semana con una lendrera profesional, no con esos artilugios metálicos incluidos en los kits de farmacia y que, normalmente, no sirven para nada. Y si esto falla, acudir lo más pronto posible a un profesional como Pin Pan Pun ¡Fuera! que con un método único y novedoso, sin el uso de productos químicos, ayudan eliminar definitivamente piojos y liendres.

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